Introducción


al-Andalus

Aprovechando las continuas luchas internas de los visigodos, los musulmanes del norte de África invadieron la península en el año 711 y se asentaron rápidamente en la mayor parte de ella. El territorio que pasó a estar bajo su dominio se llamó al-Ándalus.

Las primeras expediciones fueron militares y por eso solo construían campamentos y fortalezas llamadas alcazabas. Pronto llegaron familias enteras y las instalaciones militares se convirtieron en pueblos y ciudades.

Al-Ándalus formaba parte del gran imperio islámico con capital en Damasco y, más tarde, en Bagdad, pero en el siglo X se independizó y formó un califato, que tenía la capital en Córdoba, la ciudad más importante de Occidente en aquel tiempo. 

A mediados del siglo XI, desapareció el califato de Córdoba y al-Ándalus quedó dividido en los llamados reinos de taifas, que eran territorios gobernados cada uno por un rey.

Los musulmanes dejaron en Andalucía una importante herencia cultural y contribuyeron al desarrollo de la medicina, las matemáticas, la geografía, la poesía... Durante el esplendor del califato de Córdoba, cristianos, judíos y musulmanes convivieron en un ambiente de tolerancia religiosa. Entre las principales figuras de la época destaca Averroes, nacido en Córdoba en 1126. Escribió obras de medicina, matemáticas y derecho, y está considerado uno de los filósofos más importantes de la Edad Media.

A partir del siglo XI, los cristianos fueron conquistando poco a poco el territorio de Andalucía. En este periodo nacieron los primeros ayuntamientos andaluces. Muchos musulmanes fueron expulsados de las ciudades y otros huyeron al norte de África.


El arte musulmán

Las artes plásticas tuvieron un gran desarrollo que se manifestó sobre todo en edificios religiosos como las mezquitas y en los palacios de los gobernantes. Los motivos de su decoración son geométricos o vegetales porque está prohibida la representación de figuras humanas o divinas.

Uno de los elementos característicos de la arquitectura islámica es el arco de herradura. 

El legado musulmán perdura en Andalucía en monumentos de gran belleza como la Mezquita y la ciudad de Medina Azahara, en Córdoba, la Torre del Oro y la Giralda, en Sevilla, las alcazabas de Almería y Málaga y el magnífico palacio-fortaleza de la Alhambra de Granada.

El mudéjar fue un estilo propio de la Península Ibérica, ya que se desarrolló en los reinos cristianos pero con mucha influencia del arte musulmán.




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